Introducción
Para poder comprender mejor el fenómeno del Federalismo se nos ofrece la oportunidad de hacer un análisis comparativo de los diversos modelos que existen. Dado que el federalismo no es un concepto ni una teoría ni una realidad simple [Cárdenas, Jaime, Pág. 479] es necesario contar con parámetros de contraste que nos permitan visualizar de una manera más clara la posición que ocupa el federalismo mexicano y su tendencia de cambio para hacerse participe de sistema de concurrencias, competencias, atribuciones y demás conceptos que construyen el federalismo como sistema de gobierno seleccionado por una nación para el bienestar y progreso de sus ciudadanos.
Para poder comprender mejor el fenómeno del Federalismo se nos ofrece la oportunidad de hacer un análisis comparativo de los diversos modelos que existen. Dado que el federalismo no es un concepto ni una teoría ni una realidad simple [Cárdenas, Jaime, Pág. 479] es necesario contar con parámetros de contraste que nos permitan visualizar de una manera más clara la posición que ocupa el federalismo mexicano y su tendencia de cambio para hacerse participe de sistema de concurrencias, competencias, atribuciones y demás conceptos que construyen el federalismo como sistema de gobierno seleccionado por una nación para el bienestar y progreso de sus ciudadanos.
Se
tienen dos dimensiones en las que el federalismo se puede ver para el caso de
nuestro país. Uno es en el contexto histórico y vertical, que derivado de los
fenómenos económicos, políticos y sociales se ejerce y existe. La otra
dimensión es lateral y en función de las modalidades que en otros países
funcionan y que derivan de los mismos aspectos antes citados pero que son
actuales.
Al
final lo que se busca es una comprensión clara y evidente de lo que es el
federalismo y lo que implica. Para ello es en principio contar con una
caracterización que nos proporcione un perfil de todos los sistemas federales
existentes en el tiempo y en las regiones del mundo. En opinión de Gamas T.
José [El estado Federal, Orígenes, Realidades y perspectivas], todo estado
federal presenta una serie de elementos que son los únicos que pueden diferenciarlos
de otros tipos de unidades políticas.
El
federalismo Mexicano cuenta con esos elementos al igual que el de los Estados
Unidos de Norteamérica, el de Canadá, el Suizo y el Alemán, sin embargo su
comportamiento y uso son diferentes. Al análisis comparativo de estos distintos
federalismos encontramos aspectos útiles
de absorber y proponer para nuestro país, aunque es claro y real que no
necesariamente lo que funciona en otros paralelos funcionará en nuestro país.
Durante
el último siglo, se ha surgido diversos modelos de federalismo, que han recolectado teorías sumamente importantes,
marcando estilos, los cuales: dual, cooperativo, competitivo y asimétrico son
algunos de ellos.
Desde
luego, la formación de una nación, puede trascurrir muchos eventos que van marcando
la construcción de un federalismo único; y es ello que hace
complejo este sistema de gobernar.
Desarrollo
El federalismo ha venido respondiendo necesidades en la formación de un modelo institucional, en donde va desde la [Carbonell, Miguel, Pág.381] organización política y racionalmente grandes espacios geográficos como es el caso de México; a la integración de unidades relativamente autónomas en una entidad superior, salvaguardando sus peculiaridades culturales propias; y por último distribuir competencias a la estructura política para dividir el poder en legislativo, ejecutivo y judicial.
Desarrollo
El federalismo ha venido respondiendo necesidades en la formación de un modelo institucional, en donde va desde la [Carbonell, Miguel, Pág.381] organización política y racionalmente grandes espacios geográficos como es el caso de México; a la integración de unidades relativamente autónomas en una entidad superior, salvaguardando sus peculiaridades culturales propias; y por último distribuir competencias a la estructura política para dividir el poder en legislativo, ejecutivo y judicial.
Este
arreglo institucional tiene más de una categorización teórica. Se puede [Cárdenas
Gracia, J., Pág. 482] encontrar así conceptos clave de
este arreglo, como son: federalismo dual, cooperativo, competitivo y
asimétrico.
En el caso del federalismo dual tiene antecedentes en los Estados Unidos de
Norteamérica, consiste en afirmar [Cárdenas Gracia, J., Pág. 483] que los estados se juntaron para
formar la Unión, pero manteniendo su soberanía, de suerte que el poder central
es un producto. Las funciones y competencias del gobierno federal y las
funciones y competencias de los gobiernos estatales están clara y estrictamente
definidas y separadas.
En el
federalismo dual se destacan cuatro elementos, los cuales [Cárdenas Gracia, J., Pág. 483]: el gobiernos central
es un gobiernos de poderes enumerados y especificados; los objetivos que el
poder central puede promover de acuerdo con los preceptos constitucionales son
limitados; en sus ámbitos respectivos, el poder federal y los locales son
igualmente soberanos y por último; la relación entre estos dos poderes es una
relación caracterizada por la tensión más que por la colaboración.
El origen del federalismo cooperativo [Cárdenas Gracia, J., Pág. 484] se remonta en la “gran depresión” y
se consolido durante quince años siguientes a la terminación de la Segunda
Guerra Mundial. El modelo es una interpretación funcional de esos hechos y
acontecimientos, y se centra en los procesos de financiamiento, diseño,
prestación y administración de servicios públicos, y que identifica como norma
dominante en la provisión de tales servicios la coparticipación de todos los
poderes. La elaboración y ejecución de las políticas públicas son compartidas,
manteniendo el poder central y el estatal son partes mutuamente complementarias
de un único mecanismo de gobierno, todos los poderes intervienen
simultáneamente por medio de funcionarios centrales, regionales y locales con
el fin de alcanzar objetivos reales de consecuencias beneficiosas en los
diversos ámbitos de poder o para el conjunto de la sociedad.
La teoría competitiva [Cárdenas Gracia, J., Pág. 486] propone una respuesta a uno de los
problemas fundamentales de cualquier democracia, como controlar el Poder
Ejecutivo. Los elementos destacados en este modelo es que: existen estados y
gobiernos locales autónomos que son responsables independientemente unos de
otros del bienestar de la gente que vive en sus territorios; en cada
territorio, los costos de los bienes y servicios públicos son iguales a los
ingresos recaudados de los contribuyentes.
Estas
característica se le debe agregar que su [Cárdenas Gracia,
J., Pág. 487] diseño tiene un programa de
subvenciones intergubernamentales dirigido a restablecer la competitividad de
todos los elementos del sistema. El poder central, en suma, debe asegurar
siempre la igualdad competitiva entre los estados.
El modelo asimétrico [Cárdenas Gracia, J., Pág. 488] se basa en el reconocimiento
diferenciado de ciertas identidades nacionales que por su relevancia histórica
o cultural merecen un estatus jurídico diferentes al del resto de las
nacionalidades. Así, el modelo mantiene que cada poder regional puede tener un
tipo de relación específica y única con el poder central, que la división de
poderes entre el poder central y los poderes regionales no es la misma en cada
paso, pues existen diferencias significativas y relevantes entre los estados.
Comprendido
los elementos básicos de todo modelo de Federalismo al igual de las particularidades
del federalismo dual, del cooperativo, del competitivo y del asimétrico que han
prevalecido en distintas partes del
mundo y en distintos momentos históricos consideramos conveniente
repensar el futuro del sistema Federal Mexicano, como nos lo hace [Cárdenas
Gracia, J., Pág.
507] en el sentido de que actualmente vivimos un
federalismo dual que debe estar acompañado de una fuerte descentralización y
delegación administrativa a nivel municipal y estatal para evitar problemas de
duplicidad administrativa.
Se puede observar que se busca
trabajar en coordinación con todos los ámbitos de gobierno pero tratando de
darle una mayor autonomía dentro de sus órdenes internos de gobierno.
Podemos encontrar una gran similitud
con el federalismo estadounidense con el mexicano, toda vez que se busca un
mayor respeto sobre la autonomía que
gozan los propios estados, al constituirse como una republica en su forma de
gobierno, se observa un respeto a las garantías individuales. Principalmente
existirá una cooperación entre los estados y la federación, lo que le permitirá
darle solución a los problemas que existan sin contravenir lo que se encuentra
estipulado dentro del ámbito federal.
Los tribunales y la
Suprema Corte tienen un trabajo clave, pues sus intervenciones deben de ser
congruentes con la ley federal (sin importar que se traten de cuestiones
estatales). Si quisieran realizar reformas a la Constitución, las
modificaciones propuestas por el Congreso deberán ser ratificadas por las tres
cuartas partes representativos de los estados, así también cuando la mayoría de
los cuerpos legislativos estatales deseen alguna modificación. Lo anterior
promueve la cooperación entre estados, lo que ha dado por resultado la solución
a varios problemas que involucraban tanto a gobiernos estatales como al
federal.
El caso de Alemania nos vislumbra un
federalismo fuertemente descentralizado en sus partes fundamentales y un
centralismo en los órdenes de unidad nacional. El trabajo del Bundesrat y la representación que
involucra en el contexto nacional aporta un fuerte dinamismo a los estados
miembros. Nuestro senado está lejos de ser una representación de los
estados-miembros para venir a ser más una representación partidista que desde
el centro se dirige olvida a su razón de ser salvo para los casos de elecciones
populares. Los congresos locales debieran ser un semillero de leyes y estatutos
de conducción de los Estados Federales y no fieles copias de lo que en la
Constitución Federal se estipula. Ello no significa un efecto de separación y
mucho menos de corresponsabilidad; sin embargo se requiere de la confianza de
los legisladores locales para mejorar las condiciones de vida de la población
del lugar. El Tribunal Constitucional Federal puede recibir peticiones de
reformas tanto de la federación como de las representaciones estatales, lo que
también equilibra el poder entre ambas entidades. Adicionalmente se debe de
contar con el visto bueno de la otra parte para que pueda llevarse a cabo. Una
de las Cámaras alemanas asemeja mucho al caso mexicano, donde existen
representaciones de cada comunidad (por pequeña que sea), lo que sería aquí un
diputado.
El modelo canadiense es un ejemplo
de un federalismo pluriétnico; sin embargo se percibe lejano de poder aplicarse
en nuestro país puesto que su componente histórico es muy diferente al de
México; más pudieran proponerse aspectos útiles tales como que cada provincia
está representada el menos por un ministro en el parlamento, tomando en cuenta
la importancia demográfica pero también los intereses dominantes en cada
provincia. Podemos encontrar que cada provincia tiene el derecho de reformar
sus propias constituciones, excepto en aquellas
que son exclusivas al cargo del subgobernador y en los derechos de cada
uno de los ciudadanos. Las Cámaras federales tienen la representación de cada
provincia (un ministro por cada una) y lo interesante es que las decisiones
federales se toman en cuenta con los ministros que culturalmente se acercan más
al problema.
En el estado Suizo podemos encontrar
que existen principios de colaboración entre la confederación y los cantones,
lo interesante de este país es que se expresa de manera textual en su
constitución federal que ambos deben ayudarse de manera recíproca en el
cumplimiento de sus tareas y colaborarán entre ellos, se deben respeto y
asistencia y se prestarán ayuda administrativa y judicial.
Los peligros de la descentralización
se invocan en un separatismo, en la generación y crecimiento de cacicazgos
locales y el riesgo de la desigualdad regional, amén de pensar en federalismo
en una manera reduccionista.
El
esquema de competencia fiscal actual en México debe navegar hacia la periferia
y debe evitarse la duplicidad de funciones. Los municipios requieren de un
fortalecimiento basado en una institucionalización que le permita mejorar sus
procedimientos de administración y de recaudación. Requieren tener una mayor
representación en los congresos locales y en la toma de decisiones de ese orden
de gobierno, así como del federal y para ello tenemos ejemplos evidentes del
sistema federal Suizo y Alemán.
Considero que se ha avanzado mucho
en el tema del federalismo y sobre todo al buscar que existan competencias
coincidentes, coexistentes y concurrentes. Sin embargo hay mucho que hacer, se
debe de trabajar en la manera de que exista mas una descentralización y
delegación administrativa en los tres ámbitos de gobierno para que de esta
manera se de solución a todas las necesidades que el pueblo mexicano le existe
a sus gobernantes, que se trabaje en coordinación y que de esta manera se pueda
evitar aquellos grandes problemas de duplicidad administrativa.
Conclusión
En la búsqueda de un nuevo federalismo, es necesario crear dimensiones que garantice el estatuto constitucional que le permita a los estados una vida de autonomía y libertad dentro de los márgenes aceptados por las propias entidades federativas. Desde luego, el ampliar la capacidad de acción de los estados y municipios en aras de un nuevo federalismo más equilibrado, equitativo y vigoroso; que pueda ser más eficaz socialmente las políticas de descentralización con una mayor democracia participativa y una mayor eficacia en la prestación de los servicios públicos; son algunos de los desafíos de este nuevo federalismo.
Conclusión
En la búsqueda de un nuevo federalismo, es necesario crear dimensiones que garantice el estatuto constitucional que le permita a los estados una vida de autonomía y libertad dentro de los márgenes aceptados por las propias entidades federativas. Desde luego, el ampliar la capacidad de acción de los estados y municipios en aras de un nuevo federalismo más equilibrado, equitativo y vigoroso; que pueda ser más eficaz socialmente las políticas de descentralización con una mayor democracia participativa y una mayor eficacia en la prestación de los servicios públicos; son algunos de los desafíos de este nuevo federalismo.
La
dualidad pudiera ser mal considerada para efectos de una secesión como ocurrió
en los Estados Unidos de Norteamérica; un modelo cooperativo puede llevar a un
empoderamiento centralista, un modelo competitivo puede ser útil pero tendiente
a generar cacicazgo si no es bien dirigido y un modelo asimétrico conlleva
probables desequilibrios en vez de favorecer la igualdad. Al final es
importante reflexionar en los momentos históricos y en los lugares en donde se
han desarrollado los diversos modelos; cómo han funcionado estos y cómo están evolucionando.
Las asimetrías de nuestro país son evidentes y quizá este modelo sería el
favorable para lograr mayor igualdad; sin embargo pudiera ser que al análisis
de los distintos modelos existentes, surgiera otro que se adaptara con mayor
capacidad y funcionalidad en la pluriétnico que es nuestro país, logrando
incorporar las costumbres y diferencias regionales en una mejor distribución
del poder mismo que emana del pueblo y para el pueblo en su crecimiento
económico, político y cultural.
Este
nuevo federalismo coordinado y concurrente, debe pretender fortalecer a la
Unión, a la nación como un todo, y jamás, otorgar una libertad mal entendida
que conduzca a la competencia desleal entre estados. Además debe de evolucionar
a una superior etapa de desarrollo, en el que se darían una serie de
competencias compartidas y concurrentes entre estos gobierno federal y estatal.
Se podrán admitir algunas superposiciones de jurisdicción entre poderes, que
puede incluir las competencias financieras que permita sistemas de dependencia
financiera en algunos casos que no se dé una relación de igualdad coordinada
entre poderes con aprobación del Senado.
Evidentemente
a México le hacen falta muchas acciones para mejorar su proceso de toma de
decisiones y el equilibrio de poderes entre la federación y los gobiernos
estatales, sin embargo, otros países también enfrentan retos en llevar su
federalismo.
Este
nuevo federalismo no debe ser un fin en sí mismo, sino un medio de expandir, promover y fortalecer los
valores democráticos, los principios pluralismo político y social, de alcanzar
mayores niveles de bienestar, de justicia y libertad, medio para formar una
Unión federal instrumento para fortalecer la soberanía nacional.