sábado, 22 de junio de 2013

Federalismo mexicano

Introducción
Para poder comprender mejor el fenómeno del Federalismo se nos ofrece la oportunidad de hacer un análisis comparativo de los diversos modelos que existen. Dado que el federalismo no es un concepto ni una teoría ni una realidad simple [Cárdenas, Jaime, Pág. 479] es necesario contar con parámetros de contraste que nos permitan visualizar de una manera más clara la posición que ocupa el federalismo mexicano y su tendencia de cambio para hacerse participe de sistema de concurrencias, competencias, atribuciones y demás conceptos que construyen el federalismo como sistema de gobierno seleccionado por una nación para el bienestar y progreso de sus ciudadanos.
            Se tienen dos dimensiones en las que el federalismo se puede ver para el caso de nuestro país. Uno es en el contexto histórico y vertical, que derivado de los fenómenos económicos, políticos y sociales se ejerce y existe. La otra dimensión es lateral y en función de las modalidades que en otros países funcionan y que derivan de los mismos aspectos antes citados pero que son actuales.
            Al final lo que se busca es una comprensión clara y evidente de lo que es el federalismo y lo que implica. Para ello es en principio contar con una caracterización que nos proporcione un perfil de todos los sistemas federales existentes en el tiempo y en las regiones del mundo. En opinión de Gamas T. José [El estado Federal, Orígenes, Realidades y perspectivas], todo estado federal presenta una serie de elementos que son los únicos que pueden diferenciarlos de otros tipos de unidades políticas.
            El federalismo Mexicano cuenta con esos elementos al igual que el de los Estados Unidos de Norteamérica, el de Canadá, el Suizo y el Alemán, sin embargo su comportamiento y uso son diferentes. Al análisis comparativo de estos distintos federalismos  encontramos aspectos útiles de absorber y proponer para nuestro país, aunque es claro y real que no necesariamente lo que funciona en otros paralelos funcionará en nuestro país.
            Durante el último siglo, se ha surgido diversos modelos de federalismo, que han  recolectado teorías sumamente importantes, marcando estilos, los cuales: dual, cooperativo, competitivo y asimétrico son algunos de ellos.
            Desde luego, la formación de una nación, puede trascurrir muchos eventos que van marcando la construcción de  un federalismo único; y es ello que hace complejo este sistema de gobernar.
Desarrollo 
El federalismo ha venido respondiendo necesidades en la formación de un modelo institucional, en donde va desde  la [Carbonell, Miguel, Pág.381] organización política y racionalmente grandes espacios geográficos como es el caso de México; a la integración de unidades relativamente autónomas en una entidad superior, salvaguardando sus peculiaridades culturales propias; y por último distribuir competencias a la estructura política para dividir el poder en legislativo, ejecutivo y judicial.  
            Este arreglo institucional tiene más de una categorización teórica. Se puede [Cárdenas Gracia, J.,  Pág. 482] encontrar así conceptos clave de este arreglo, como son: federalismo dual, cooperativo, competitivo y asimétrico.
            En el caso del federalismo dual tiene antecedentes en los Estados Unidos de Norteamérica, consiste en afirmar [Cárdenas Gracia, J.,  Pág. 483] que los estados se juntaron para formar la Unión, pero manteniendo su soberanía, de suerte que el poder central es un producto. Las funciones y competencias del gobierno federal y las funciones y competencias de los gobiernos estatales están clara y estrictamente definidas y separadas.
En el federalismo dual se destacan cuatro elementos, los cuales [Cárdenas Gracia, J.,  Pág. 483]: el gobiernos central es un gobiernos de poderes enumerados y especificados; los objetivos que el poder central puede promover de acuerdo con los preceptos constitucionales son limitados; en sus ámbitos respectivos, el poder federal y los locales son igualmente soberanos y por último; la relación entre estos dos poderes es una relación caracterizada por la tensión más que por la colaboración.
            El origen del federalismo cooperativo [Cárdenas Gracia, J.,  Pág. 484] se remonta en la “gran depresión” y se consolido durante quince años siguientes a la terminación de la Segunda Guerra Mundial. El modelo es una interpretación funcional de esos hechos y acontecimientos, y se centra en los procesos de financiamiento, diseño, prestación y administración de servicios públicos, y que identifica como norma dominante en la provisión de tales servicios la coparticipación de todos los poderes. La elaboración y ejecución de las políticas públicas son compartidas, manteniendo el poder central y el estatal son partes mutuamente complementarias de un único mecanismo de gobierno, todos los poderes intervienen simultáneamente por medio de funcionarios centrales, regionales y locales con el fin de alcanzar objetivos reales de consecuencias beneficiosas en los diversos ámbitos de poder o para el conjunto de la sociedad.
            La teoría competitiva [Cárdenas Gracia, J.,  Pág. 486] propone una respuesta a uno de los problemas fundamentales de cualquier democracia, como controlar el Poder Ejecutivo. Los elementos destacados en este modelo es que: existen estados y gobiernos locales autónomos que son responsables independientemente unos de otros del bienestar de la gente que vive en sus territorios; en cada territorio, los costos de los bienes y servicios públicos son iguales a los ingresos recaudados de los contribuyentes.
Estas característica se le debe agregar que su [Cárdenas Gracia, J.,  Pág. 487] diseño tiene un programa de subvenciones intergubernamentales dirigido a restablecer la competitividad de todos los elementos del sistema. El poder central, en suma, debe asegurar siempre la igualdad competitiva entre los estados.
            El modelo asimétrico [Cárdenas Gracia, J.,  Pág. 488] se basa en el reconocimiento diferenciado de ciertas identidades nacionales que por su relevancia histórica o cultural merecen un estatus jurídico diferentes al del resto de las nacionalidades. Así, el modelo mantiene que cada poder regional puede tener un tipo de relación específica y única con el poder central, que la división de poderes entre el poder central y los poderes regionales no es la misma en cada paso, pues existen diferencias significativas y relevantes entre los estados.
Comprendido los elementos básicos de todo modelo de Federalismo al igual de las particularidades del federalismo dual, del cooperativo, del competitivo y del asimétrico que han prevalecido en distintas partes del  mundo y en distintos momentos históricos consideramos conveniente repensar el futuro del sistema Federal Mexicano, como nos lo hace [Cárdenas Gracia, J., Pág. 507] en el sentido de que actualmente vivimos un federalismo dual que debe estar acompañado de una fuerte descentralización y delegación administrativa a nivel municipal y estatal para evitar problemas de duplicidad administrativa.
            Se puede observar que se busca trabajar en coordinación con todos los ámbitos de gobierno pero tratando de darle una mayor autonomía dentro de sus órdenes internos de gobierno.
            Podemos encontrar una gran similitud con el federalismo estadounidense con el mexicano, toda vez que se busca un mayor respeto sobre la autonomía  que gozan los propios estados, al constituirse como una republica en su forma de gobierno, se observa un respeto a las garantías individuales. Principalmente existirá una cooperación entre los estados y la federación, lo que le permitirá darle solución a los problemas que existan sin contravenir lo que se encuentra estipulado dentro del ámbito federal.
Los tribunales y la Suprema Corte tienen un trabajo clave, pues sus intervenciones deben de ser congruentes con la ley federal (sin importar que se traten de cuestiones estatales). Si quisieran realizar reformas a la Constitución, las modificaciones propuestas por el Congreso deberán ser ratificadas por las tres cuartas partes representativos de los estados, así también cuando la mayoría de los cuerpos legislativos estatales deseen alguna modificación. Lo anterior promueve la cooperación entre estados, lo que ha dado por resultado la solución a varios problemas que involucraban tanto a gobiernos estatales como al federal.
            El caso de Alemania nos vislumbra un federalismo fuertemente descentralizado en sus partes fundamentales y un centralismo en los órdenes de unidad nacional. El trabajo del Bundesrat y la representación que involucra en el contexto nacional aporta un fuerte dinamismo a los estados miembros. Nuestro senado está lejos de ser una representación de los estados-miembros para venir a ser más una representación partidista que desde el centro se dirige olvida a su razón de ser salvo para los casos de elecciones populares. Los congresos locales debieran ser un semillero de leyes y estatutos de conducción de los Estados Federales y no fieles copias de lo que en la Constitución Federal se estipula. Ello no significa un efecto de separación y mucho menos de corresponsabilidad; sin embargo se requiere de la confianza de los legisladores locales para mejorar las condiciones de vida de la población del lugar. El Tribunal Constitucional Federal puede recibir peticiones de reformas tanto de la federación como de las representaciones estatales, lo que también equilibra el poder entre ambas entidades. Adicionalmente se debe de contar con el visto bueno de la otra parte para que pueda llevarse a cabo. Una de las Cámaras alemanas asemeja mucho al caso mexicano, donde existen representaciones de cada comunidad (por pequeña que sea), lo que sería aquí un diputado.
            El modelo canadiense es un ejemplo de un federalismo pluriétnico; sin embargo se percibe lejano de poder aplicarse en nuestro país puesto que su componente histórico es muy diferente al de México; más pudieran proponerse aspectos útiles tales como que cada provincia está representada el menos por un ministro en el parlamento, tomando en cuenta la importancia demográfica pero también los intereses dominantes en cada provincia. Podemos encontrar que cada provincia tiene el derecho de reformar sus propias constituciones, excepto en aquellas  que son exclusivas al cargo del subgobernador y en los derechos de cada uno de los ciudadanos. Las Cámaras federales tienen la representación de cada provincia (un ministro por cada una) y lo interesante es que las decisiones federales se toman en cuenta con los ministros que culturalmente se acercan más al problema.
            En el estado Suizo podemos encontrar que existen principios de colaboración entre la confederación y los cantones, lo interesante de este país es que se expresa de manera textual en su constitución federal que ambos deben ayudarse de manera recíproca en el cumplimiento de sus tareas y colaborarán entre ellos, se deben respeto y asistencia y se prestarán ayuda administrativa y judicial.
            Los peligros de la descentralización se invocan en un separatismo, en la generación y crecimiento de cacicazgos locales y el riesgo de la desigualdad regional, amén de pensar en federalismo en una manera reduccionista.
El esquema de competencia fiscal actual en México debe navegar hacia la periferia y debe evitarse la duplicidad de funciones. Los municipios requieren de un fortalecimiento basado en una institucionalización que le permita mejorar sus procedimientos de administración y de recaudación. Requieren tener una mayor representación en los congresos locales y en la toma de decisiones de ese orden de gobierno, así como del federal y para ello tenemos ejemplos evidentes del sistema federal Suizo y Alemán.
            Considero que se ha avanzado mucho en el tema del federalismo y sobre todo al buscar que existan competencias coincidentes, coexistentes y concurrentes. Sin embargo hay mucho que hacer, se debe de trabajar en la manera de que exista mas una descentralización y delegación administrativa en los tres ámbitos de gobierno para que de esta manera se de solución a todas las necesidades que el pueblo mexicano le existe a sus gobernantes, que se trabaje en coordinación y que de esta manera se pueda evitar aquellos grandes problemas de duplicidad administrativa.
Conclusión
En la búsqueda de un nuevo federalismo, es necesario crear dimensiones que garantice el estatuto constitucional que le permita a los estados una vida de autonomía y libertad dentro de los márgenes aceptados por las propias entidades federativas. Desde luego, el ampliar la capacidad de acción de los estados y municipios en aras de un nuevo federalismo más equilibrado, equitativo y vigoroso; que pueda ser más eficaz socialmente las políticas de descentralización con una mayor democracia participativa y una mayor eficacia en la prestación de los servicios públicos; son algunos de los desafíos de este nuevo federalismo.
La dualidad pudiera ser mal considerada para efectos de una secesión como ocurrió en los Estados Unidos de Norteamérica; un modelo cooperativo puede llevar a un empoderamiento centralista, un modelo competitivo puede ser útil pero tendiente a generar cacicazgo si no es bien dirigido y un modelo asimétrico conlleva probables desequilibrios en vez de favorecer la igualdad. Al final es importante reflexionar en los momentos históricos y en los lugares en donde se han desarrollado los diversos modelos; cómo han funcionado estos y cómo están evolucionando. Las asimetrías de nuestro país son evidentes y quizá este modelo sería el favorable para lograr mayor igualdad; sin embargo pudiera ser que al análisis de los distintos modelos existentes, surgiera otro que se adaptara con mayor capacidad y funcionalidad en la pluriétnico que es nuestro país, logrando incorporar las costumbres y diferencias regionales en una mejor distribución del poder mismo que emana del pueblo y para el pueblo en su crecimiento económico, político y cultural.
Este nuevo federalismo coordinado y concurrente, debe pretender fortalecer a la Unión, a la nación como un todo, y jamás, otorgar una libertad mal entendida que conduzca a la competencia desleal entre estados. Además debe de evolucionar a una superior etapa de desarrollo, en el que se darían una serie de competencias compartidas y concurrentes entre estos gobierno federal y estatal. Se podrán admitir algunas superposiciones de jurisdicción entre poderes, que puede incluir las competencias financieras que permita sistemas de dependencia financiera en algunos casos que no se dé una relación de igualdad coordinada entre poderes con aprobación del Senado.
Evidentemente a México le hacen falta muchas acciones para mejorar su proceso de toma de decisiones y el equilibrio de poderes entre la federación y los gobiernos estatales, sin embargo, otros países también enfrentan retos en llevar su federalismo.
Este nuevo federalismo no debe ser un fin en sí mismo, sino un  medio de expandir, promover y fortalecer los valores democráticos, los principios pluralismo político y social, de alcanzar mayores niveles de bienestar, de justicia y libertad, medio para formar una Unión federal instrumento para fortalecer la soberanía nacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario