1. Introducción
La administración pública entendía como la parte más ostensible del
gobierno cuya relación es sumamente adherente a los problemas del país y sus
derivadas; debe tener interés de resolverlos y además dar correcta custodia y
mantenimiento a todo aquello que se le asigne: la prestación de servicios
públicos, ejecución de obras públicas y la realización de otras actividades
socioeconómicas del interés público, son algunas tareas encomendadas a Gobierno
Central orquestado desde el Poder Ejecutivo.
Ahora bien, el uso correcto de
decisiones y prácticas administrativas da como resultados una mayor eficiencia
y eficacia a los servicios públicos que en la actualidad está entredicho en
nuestras latitudes y aun más es de obligación revisar la materialización de
este servicio por medio de los bienes públicos.
Los
bienes públicos entendido como todo aquello que produce efectos sobre quienes
no han participado en la transacción y que no genera rivalidad; es lo que se va
a desarrollar desde la perspectiva crítica constructiva. Está deliberación
puede generar discusión, sin embargo más que ello, es concientizar y plasmar en
acción; como mandato posee la administración pública.
2.
Desarrollo
La
administración pública, [Fernández Ruiz, J, Pág. 280], entendía
como el conjunto de áreas del sector público del Estado que, mediante el
ejercicio de la función administración, la prestación de servicios públicos,
ejecución de obras públicas y la realización de otras actividades
socioeconómicas del interés público, trata de lograr los fines del Estado, por
medio de sus bienes públicos y externalidades brinda los anteriores y otros
servicios.
Como bien se sabe, un bien público [Benegas
Lynch, A, Pág. 1] es aquel que produce efectos sobre quienes no han participado
en la transacción, que tiene la característica de no excluyente ni rivalidad;
siendo público independiente de su extracto social del usuario y totalmente [Gonzalez Valadez, I, Pág. 3]
desligado del grupo sanguíneo.
En razón a las externalidades,
entendía como un coste u beneficio impuestos sobre alguien por las acciones de
otros, ya sean negativas o positivas; surge la preocupación del derecho del
gobierno de delegar estás externalidades al sector privado, que debido a su
naturaleza de: competencia, lucro y exclusión; puede ocasionar un deterioro al
sector social más pobre por exclusión. Y es de sumo cuidado controlar que se
puede delegar para no tener Estado Neoliberal y solamente un Gobierno
fiscalizador, engrosando los gastos públicos endosando a los contribuyentes.
Además,
es de carácter imperativo que el Gobierno debe controlar, fiscalizar y
sancionar con cargas impositivas, ya sea a las externalidades negativas y
positivas; para que aquellos estén infringiendo la ley pague y los emprendedores sociales que están
disminuyendo el coste social incentivarlos con adecuaciones a las cargas
impositivas u otros beneficios.
Ahora bien, debido a estás [Rizzo
García, S., Pág. 2] deficiencias de los mecanismos para la toma de las
decisiones colectivas que permitan definir los montos "socialmente
óptimos" de los bienes públicos y semipúblicos y las acciones para
corregir las externalidades, se produce la falla del Gobierno. Y es que, en
muchos casos el remedio es más costos que la enfermedad debido a la
ineficiencia e inercia de instituciones que postergan la acción produciendo
altos costos a los contribuyentes, surgiendo el free-rider, siendo público y
privado; por ejemplo: en el tema de la seguridad siendo un bien público, el
contribuyente paga los impuestos del gobierno central para costear la seguridad
nacional, sin embargo en el caso de Costa Rica, el gobierno local de San José
creo la Policía Municipal incrementando el impuesto predial. Ahora bien, lo
correcto sería que se descentralice la seguridad municipal y se delegue al
gobierno local; y el caso federal concentrarse en la seguridad
nacional-aeropuertos, fronteras, puertos, etc.-.
Hoy
por hoy se vive en un sistema capitalista que está acumulando vorazmente
riqueza robándola a otros sistemas sociales, esto es evidente no sólo cuando
surgen nuevos capitalistas de la corrupción del Gobierno, del uso privatizado
de la justicia y la ley, y de la liquidación del patrimonio público, sino
cuando se patenta la vida, las células y no los procesos, cuando se trata de
hacer negocio con lo que era un patrimonio universal heredado y legado a
nuestros hijos, cuando se hace negocio de la biodiversidad, de la diversidad
cultural, agua. O sea que estamos lejos de un capital que ya se apropió de todo
lo que quería apropiarse y ahora vamos a ver como recuperamos una parte. En
muchos casos debido a la laxa regulación, ha repercutido la patente de algunas
externalidades violentado principio primordiales como la no exclusión, sin
embargo es más la corrupción en altas esferas que no han permitido resarcir
todas las fallas del gobierno.
Además, debido a lo anterior, se debe
incluir nuestros sistemas electorales,
con programas de corto plazo evidenciando en muchos casos la
improvisación, despilfarro de recursos y de políticas estériles que los más
vulnerables y desfavorecidos recibe a cuentagotas las "ayudas" para
maquillar los índices económicos y así mejor la "inversión social".
En
resumen, los bienes públicos no son activos tangibles e intangibles gratuitos,
sino más aquello que produce efectos sobre otros no han participado, y que
debería estar regulado, fiscalizado y con programas de mantención para que
otros los disfrute.
3. Conclusiones
Concordante
con lo anterior, tenemos claro el magno papel del Gobierno Central con respecto
a los bienes públicos y la mayúscula responsabilidad de administrarlos de la
manera más eficiente y eficaz para la perpetualidad, sin socavar las economías
de los contribuyentes, siendo estos corresponsables del deterioro de los mismo.
Y es ahí, donde se debe de estimular una conciencia colectiva para una mayor
participación ciudadana en la calidad de los bienes, además es necesario
revisar la estructura de cargas impositivas para aquellos emprendedores
sociales que están alivianando la falta de inversión social del Gobierno, robustecer
la descentralización de bienes y
servicios públicos; y fundamental amalgamar las alianzas público-privado.
Ahora bien, fomentando unas finanzas públicas
sanas, es necesario que el Gobierno por medio de coherentes legislaciones, con
una eficiente recaudación y control de gastos de los impuestos y por últimos
programas de subsidios, se pueda mitigar las externalidades, que en muchos
casos sale más caro el remedio que la
enfermedad.
Con estas y otras acciones, se pueda generar un
encadenamiento social dinámico, cerrando la brecha entre clases, fomentando la
equidad y sobre todo enalteciendo la dignidad humano, para gozar de un agradable ambiente
tanto para el individuo como para la colectividad.
4.
Bibliografía
Benegas-Lynch,
Alberto (1997): Bienes
públicos, externalidades y los free-riders.
Buenos Aires, Argentina.
Recopilado electrónico: http://www.hacer.org/pdf/Bienes.pdf
Fernández Ruiz, Jorge (2011): Derecho
administrativo y Administración Publica. Editorial Porrúa. México, D.F.
Gonzalez Valadez, Isaí (2009): Bienes
públicos: una aproximación al debate, Centro de Estudios en Administración
Pública, UNAM, México.
Rizzo García, Sócrates (2013): Nota sobre Fallas de Mercado y Fallas de Gobierno.
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