1. Introducción
La administración pública entendía como el conjunto de áreas del sector
público del Estado que, mediante el ejercicio de la función administración, la
prestación de servicios públicos, ejecución de obras públicas y la realización
de otras actividades socioeconómicas del interés público, trata de lograr los
fines del Estado. Desde luego, este ejercicio se surca con la ejecución ya sea
bien o mal, cumpliendo las normativas vigentes.
Ahora bien, el uso correcto de
decisiones y prácticas administrativas da como resultados un mayor competencia
en el sector. Este es motivo por el cual, se quiere revisar conceptos actuales
para entender como ese conjunto de acciones construyen la gestión pública.
La gestión pública es el núcleo de
las capacidades de gobierno, conjunto de habilidades, conocimientos y pericias,
los cuales consiguen resultados favorables que demanda la sapiencia técnica y
tecnológica. Además vamos ilustrar sus
yerros y aciertos de esta herramienta.
2.
Desarrollo
Es
fundamental conocer que un Estado [Fernández Ruiz, J, Pág. 8] es un ente
complejo compuesto por elementos de diversas naturaleza, la difundida definición
tripartita del Estado señala dos elementos tangibles: población y territorio,
más un elemento ostensible: el gobierno. Este Estado tiene diferentes formas
cuya finalidad se logran mediante la realización de diversas actividades como,
funciones públicas, servicios públicos , las obras públicas y actividades
económicas.
La función pública [Fernández Ruiz, J, Pág. 50]
son las diversas formas bajo las cuales se manifiesta la actividad dominadora
del Estado; dictar la ley, por ejemplo, es uno de los modos de ejercicio de la
potestad estatal. Los servicios públicos, debe de satisfacer las necesidades
del usuario de carácter general, [Fernández Ruiz, J, Pág. 61], entraña la aspiración
solidaria de poner al alcance de todo individuo, al menor costo posible y bajo
condiciones que garanticen su seguridad.
La obra pública, se puede verse como [Fernández
Ruiz, J, Pág. 70] acción moral, labor desarrollada por algún sujeto, o trabajo
requerido para la ejecución de una cosa.
Es
claro que todas estas funciones le es necesario ordenarlas, controlarlas,
planificarlas, etc.; por medio de acciones administrativas; y es ahí donde
surge el concepto de administración pública, [Fernández Ruiz, J, Pág. 280]
Marshall Dimock afirma "tiene relación con los problemas del gobierno. Si
la administración publica tiene relación con los problemas del gobierno, es que
está interesada en conseguir los fines y
los objetivos del Estado. La administración publica es el Estado en acción.
La administración pública, [Fernández Ruiz, J,
Pág. 280], entendía como el conjunto de áreas del sector
público del Estado que, mediante el ejercicio de la función administración, la
prestación de servicios públicos, ejecución de obras públicas y la realización
de otras actividades socioeconómicas del interés público, trata de lograr los
fines del Estado.
Está administración publica tiene
mayor o menor impacto, debido a su gestión. En el sector privado las ganancias
monetarias, incrementos de acciones bursátiles, etc.; y en el publica calidad
de políticas publicas, programas socioeconómicos, etc. Desde luego, la
importancia de la Gestión Publica tiene su connotación a raíz de todo lo
anterior.
Es
ahí la relevancia [Uvalle
Berrones, R; Pág. 1] tiene como sustento que se relaciona con las capacidades
que las instituciones gubernamentales tienen para asegurar las libertades
modernas, la democracia política, la calidad de vida y el bienestar continuo.
La gestión pública [Uvalle Berrones, R; Pág. 3] es el punto medular para valorar
las capacidades gubernamentales y administrativas, pues a través de ellas es
posible la consecución de los fines públicos que dan vigencia, eficacia y
legitimidad a los sistemas políticos que han institucionalizado los valores de
la democracia.
Este
enfoque de la gestión publica es idealizada, la verdad es la decadencia de
muchos factores institucionales y humanos, que han surgido señales de
vulnerabilidad y crisis, manifestando conflictos, como es el caso de ingobernabilidad
derivada por una mala gestión [Aguilar
Villanueva, L; Pág. 54] en el intercambio desigual entre
capital y trabajo. Este peligro no es en la estructura constitucional del
Estado, sino más bien, concierne a la capacidad de gobernar. Esta falta de capacidad
de las instituciones de implementar las funciones y programas legítimamente, es
el [Uvalle Berrones, R; Pág. 4]
talón de Aquiles cuando no generan resultados favorables y con ello fermentan que los índice de la
legitimidad ingresen a los caminos que tienen focos de alerta. Muchas de las
naciones latinoamericanas tiene todas las señales muy claras, pero por falta
de estrategia y voluntad política nunca
se atenderán estos baches en la gestión
nacional. Es frecuente en estas latitudes actos de corrupción, tráfico de
influencias, abuso de autoridad, aumento de la pobreza, etc.; muestra una raquítica
gestión pública, que en resumen una pérdida de músculo de acción.
Muchas de las ineficiencia en la gestión
publica han sido adoptadas por una participación ciudadana, encauzada ya sea
por ONG y el sector privado. La sobrecarga [Uvalle Berrones, R; Pág. 4] de las demandas sociales y políticas no
encuentra respuesta institucional eficaz para que sean enrumbadas mediante la
definición entre las demandas en competencia y la capacidad instalada de los
Estados. Es sano tener una gran representación ciudadana activa y organizada
para que cumpla un papel más protagonista en el desarrollo de políticas
publicas y no permitir [Uvalle Berrones, R; Pág. 5] al sobredimensionado del
Estado, es un objetivo que se proclama para ensanchar la vida pública.
Las
políticas públicas son un factor común de la política y de las decisiones del
gobierno, se puede: acotar las
discusiones políticas, diferenciar problemas y soluciones de manera específica,
precisar las diferencias, vincular los temas a soluciones más amplias o
secuenciales, plantearse esfuerzos compartidos, participar de manera específica.
La aportación de la gestión publica
[Uvalle Berrones, R; Pág. 5] a las
instituciones consiste en que suministra los medios, los recursos y la capacidad instalada de los
gobiernos para dar cumplimiento a las tareas de interés común.
La gestión de las políticas [Uvalle Berrones,
R; Pág. 6] es una de las tareas que tienen relevancia en los contextos de las
sociedades abiertas que son el producto de los valores democráticos y del espíritu
intenso de la vida pública. Es ahí donde se concatena la participación
ciudadana y la política publica para hacer política participativa con un
enfoque más holístico y social, permitiendo la legitimidad y eficacia de las
acciones del gobierno.
Es claro que la institucionalidad de ve
favorecida por las buenas prácticas de la
gestión publica, la cual suscita resultados congruentes con los propósitos
establecidos en los planes de acción , y por ende la calidad del desempeño
[Uvalle Berrones, R; Pág. 8] es la clave para identificar la aceptación o el
rechazo de los gobiernos por parte de los ciudadanos.
Es
importante recalcar que [Aguilar Villanueva, L; Pág. 322] la gestión calidad su insistencia en mejorar y asegurar
la calidad de los servicios gubernamentales si discutir y ponderar previamente
cuales son los servicios que generan realmente valor publico a los ciudadanos y
a sus comunidades y los preparan para enfrentar con éxito los restos del
futuro, puede insensata, dispendiosa y hasta contraproducente. La política de
calidad sin visión estratégica corre el riesgo de asegurar y hasta certificar
la calidad de bienes y servicios que son anodinos, triviales los cuales debería
ser cancelados de inmediato.
Cuando el desempeño es de calidad es
indiscutible [Uvalle Berrones, R; Pág. 9] significa que los planes y las políticas
públicas son congruentes en cuanto a estructura, contenidos y acciones, lo cual
es indicativo de que la gestión publica ha respondido con lo mejor de sus
capacidades.
Es fundamental que la calidad institucionalidad
[Aguilar Villanueva, L; Pág. 418] no se puede olvidar o menospreciar que la
legitimidad política de un gobierno ante sus ciudadanos no reside únicamente en
su capacidad gerencial de prestar servicios públicos de calidad, sino también
en su capacidad institucional de operar conforme a la legalidad y ser ajena a
formas de corrupción.
La
gestión pública [Uvalle Berrones, R; Pág. 14] no es avalorativa ni
antivalorativa; por el contrario, su contenido es valorativo y comprometido con
los fines del Estado y los objetivos de la Administración Publica, lo cual
significa que su utilidad técnica y tecnológica se orienta al cumplimiento de
fines políticos y públicos.
3. Conclusiones
Hoy por hoy existe un efervescencia en la participación directa, no solo en la formulación
de las demandas como normalmente juega la ciudadanía, sino en su gestión, es
decir en sus formas de solución e implementación de acciones, además, también
en la evaluación de su impacto; es ahí donde surgen grupos sociales
involucrados en las solución de sus propios problemas, que maneja o realizan un
estrecho seguimiento de los avances, recursos y resultados finales.
Tenemos
un aparato administrativo incapaz de responder eficazmente a las demandas de la
sociedad debido a su gestión, entorpecida por política burocrática convirtiendo
al gobierno obeso, sin la flexibilidad necesaria para atender los retos y desafíos
de una sociedad más compleja, sedientes de respuestas expeditas a sus
necesidades locales y naciones.
Vivimos una crisis Estado-ciudadanía en muchas
naciones latinoamericanas, obligando la aplicación de una gestión pública como bálsamo a las heridas de flagelo perenne; además como
instrumento garante a un mayor participación como sosiego de los desaciertos políticos.
Lo
más importante, es tener presente que cada ciudadano es responsable de la interrelación
gobernante-gobernados, esforzando la participación no solamente en el proceso
electoral sino más socio estratégico político. Gracias a la gestión pública,
permite arrollarse las mangas tanto para proponer como para accionar, siendo
este el catalizador para tener resultados eficaces y eficientes, además con la
calidad.
4.
Bibliografía
Aguilar
Villanueva, Luis (2011): Gobernanza
y gestión publica. Editorial FCE. México, D.F.
Fernández
Ruiz, Jorge (2011): Derecho administrativo y Administración
Publica. Editorial Porrúa. México, D.F.
Uvalle
Berrones, Ricardo (2002): Los
fundamnetos institucionales de la gestión pública. VII Congreso Internacional
del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública. Lisboa,
Portugal.
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