1. Introducción
En el ejercicio
de la Administración Publica Moderna, los funcionarios con perfiles de
tomadores de decisiones deben tener un racionalidad técnica y político, con
capacidad de integrar estructuras flexibles que propicien una dinámica
discusión, abierta e innovadora, con el fin de construir nexos intergubernamentales
holísticos.
Desde las primitivas funciones de la
Administración, planificar, organizar, dirigir y controlar; en donde la
planificación ha de ser el pilar de todo engranaje, que articula en función del
cumplimiento de brindar un servicio público eficiente y eficaz.
En el presente trabajo, se han a
desarrollar conceptos modernos en materia de la planificación y gestión
estratégica en el sector público, como instrumento moderno para dar coherencia
a los diversos actos del gobierno que explican por la manera en que han sido
configuradas las razones de interés publico.
2.
Desarrollo
Las
naciones desde sus orígenes se han enfrenta en problemas que surgen en la
formación de sociedad basadas en la información, del conocimiento y de la innovación,
que se plantean retos, los cuales obligan a los gobernantes utilizar mecanismos
para la convivencia pacífica de sus habitantes. Estos retos han evolucionado
con complejidades sumamente desafiantes; obligando a los funcionarios públicos
a actualizar las maneras de ejercer los diversos procesos de una nueva gestión.
Está nueva gestión ha sido diseñada para resarcir a la ineficiente
administración pública anquilosada, la cual desperdicia recursos y energía
organizacional, de personal y técnicas administrativas, provocado un
agotamiento y decadencia administrativa.
Ahora
bien, uno de los instrumentos más innovadores aplicados en la gestión pública
es la planificación estratégica, la cual [Poister, T.; Pág. 246] debe ser una
continuo proceso, que la planificación es la síntesis de más de análisis, y
sobre todo, que la planificación debe señalarse hacia la acción.
La
planificación estratégica debería ser el instrumento que utiliza el gobierno,
para definir la “carta de navegación” de la nación; visualmente [Poister, T.; Pág.
247] es una gran foto, que combina el
pensamiento futurista, análisis objetivo, y la evaluación subjetiva de los
valores, objetivos y prioridades para trazar una dirección y líneas de acción
futura para asegurar de una organización la vitalidad, la eficacia y la
capacidad de agregar valor público. Es evidente que [Poister, T.; Pág. 248] ,
la estrategia tiene que ser formulada por los altos ejecutivos y gerentes de
línea, con los planificadores de apoyo papeles, el análisis de las cuestiones
estratégicas deben basarse en una amplia recopilación de información que
incluye datos "blandos" en lugar de intensiva crujido de número, y la
formulación de estrategias deben ser influenciados por la experiencia, la
intuición, la inspiración, e incluso las predicciones, así como una agudo
sentido de la factibilidad política. Por lo tanto, los procesos de
planificación estratégica deben facilitar comprensión de las fuerzas motrices
temas, explorar las opciones en términos de su viabilidad y posibles
consecuencias, y estimular discusiones francas con respecto a los costos y los
riesgos asociados a las distintas alternativas.
Ahora
bien, está planificación estratégica no tiene sentido si se queda enlozada en
anaqueles sin ejecución alguna y es ahí donde la gestión estratégica surge como
mecanismo paralelo a la planificación.
Está gestión estratégica [Poister, T.; Pág.
248] consiste en clarificar la estrategia y la traducción de la visión amplia en
términos más operativos; elaborar estrategias con mayor detalle y el desarrollo
de planes de acción que especifican lo que debe hacerse a las estrategias reales,
y la evaluación de las implicaciones de los mandatos estratégicos en los
sistemas operativos de la organización y revisión de presupuestos, control de sistemas
y procedimientos operativos estándar. Parece
lógico relacionar la estrategia con la planeación [Aguilar Villanueva, L.; Pág.
247], pues la estrategia es un plan de acción, pero que resulta menos lógico si
la planeación no incorpora en su ejercicio el componente competitivo y triunfador
que es propio de la estrategia y, peor aún, si da por supuesto que basta con
disponer de un buen plan de acción para llegar a las metas deseadas, sin
destacar las actividades directivas y una dirección dotada con las actitudes
básicas del estratega. La combinación entre planeación y estrategia fue
considerada la fórmula del éxito.
La
planeación estratégica [Aguilar Villanueva, L.; Pág. 248], se presenta entonces
como un ejercicio que superaba los limites tanto de la planeación convencional
como los de la estrategia convencional. La gestión estratégica [Poister, T.; Pág.
249] es en gran medida una cuestión de la utilización y la coordinación de
todos los recursos y lugares a disposición de la alta dirección, reforzando una
especie de "alineación omnidireccional" entre ellos en el interés de
avanzar en el agenda estratégica.
Es
importante evaluar la implementación del plan estratégico, para medir las
desviaciones positivas o negativas [Poister, T.; Pág. 251] siendo importante utilizar
la información de desempeño para fortalecer rendimiento. Siendo fundamental producir datos de interpretación recurribles
en las circunstancias en que los productos y resultados son más fácilmente
observable y las agencias tienen más control sobre el salidas que producen y
mayor influencia sobre los resultados que se espera que generen. Además, en
materia de rendición de cuentas estos sistema de medición, dan fehacientemente
datos fácil de publicar y demostrar.
Mancomunado
la planeación/gestión estrategia enlaza la gestión de rendimiento (calidad)
como [Aguilar Villanueva, L.; Pág. 320], creación del valor para el cliente o
usuario. Justamente planear, controlar, asegurar, validar/certificar y mejorar continuamente
la correspondencia de los atributos y funciones de los bienes y servicios que
produce una organización con la necesidad de los clientes y los demás
interesados es la cuestión que atienda la gestión de calidad.
Considerando que la gestión estratégica [Poister,
T.; Pág. 252] se centra en la adopción
de medidas ahora para posicionar a la organización a moverse en el futuro, la
gestión del rendimiento se refiere en gran parte la gestión de los programas en
curso y las operaciones en la actualidad. La estrategia es generalmente
orientada al cambio que tiene como objetivo la mejora de la el papel de la
organización en el entorno más amplio o la forma en que lleva a cabo su misión.
La experiencia [Poister, T.; Pág. 253] en
curso con sistemas de gestión del rendimiento puede informar a los
planificadores estratégicos sobre las expectativas realistas, oportunidades y
limitaciones respecto los intentos de fortalecer el desempeño de un determinado
programa de su contexto operativo de manera que puedan ayudar a pensar
estratégicamente sobre otras opciones programáticas en el largo plazo.
3. Conclusiones
Hoy
más aún, urge la implementación de herramientas administrativas como es la planeación
y gestión estratégicas en nuestras instituciones públicas, con el fin de
asegurar los servicios públicos. Y es que la planeación ayuda a definir y
realizar objetivos/futuros deseados en condiciones de escasez de recursos y la estrategia consiste en definir y
realizar objetivos/futuros deseados en condiciones de adversidad, rivalidad o
competencia. La combinación de estos dos términos permite aportar a la
estrategia el sentido de largo plazo.
Es
importante tener presente que toda está planeación estratégica, no tendría
sentido si no se ejecuta correctamente, por medio de planes a acciones
orientados a fines y a la producción de resultados favorables, los cuales se
monitorean o controlan por sistemas de medición para analizar las desviaciones
positivas o negativas para activar las correcciones del caso. Además es importante
estos mecanismo de control, para establecer canales de comunicación con los
usuarios para plasmar los logros de la gestión pública en este caso.
Es
imperativo la aplicación de estos mecanismos administrativos para respaldar una
nueva gestión pública, que garantice la eficacia y eficiencia de los
procesos/productos a los usuarios. Desde luego, debido a la implementación se
establecen ventajas competitivas que diferencie cada nación para construir
alianzas ganadoras, y así aprovechar las cadenas productivas que articule todas
necesidades de empleo, educación, salud, etc.
4.
Bibliografía
Aguilar
Villanueva, Luis (2011): Gobernanza
y gestión pública. Editorial FCE. México, D.F.
Cejudo, Guillermo (2011):
Nueva gestión pública. Editorial
Siglo XXI, México.
Poister, Theodore (2010): The future of strategic planning in the public sector: Linking
strategic management and performance. Public Administration Review. Georgia
State University, USA.
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